El silencio me habla

Cuando callo me doy cuenta, que hay cosas que no pueden detenerse, que hay cosas que quieren ser ignoradas, escabullidas en un manto de inseguridad, pero todo ha sido por nada. Porque cuando el silencio gobierna por un rato, se llena de incertidumbres. Si pudiera mirarme a los ojos yo misma, me entendería perfectamente qué es lo que quiero decir.
Hay nubes voladoras por todo el cielo, pero no puedo interrumpirles y decirles que se vayan lejos, que no puedo verlas más y que apagan mi sol. No puedo porque no es correcto, el sistema se maneja así, tratando de buscar más luz en mucha sombra.

Las palabras no parecen conformarme, como si tuviese tanto dentro mío que no puedo expresarlo en letras de un abecedario antiguo, ¿lejos estará lo que estoy buscando? Tampoco lo creo así, simplemente me siento mareada, a punto de un abismo lleno de vida, y con poca muerte. Sólo, no me animo, o tal vez la inmensidad me empequeñece para tratarme de injusta conmigo misma, injusta con el tiempo que corre detrás mío intentando alcanzarme, injusta con la vida que no tiene algo tan muerto.

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