Todo eso hiciste
Me diste una carta con tu personalidad y sensibilidad (que era una mentira). Me habaste de tus sueños, de tus mentiras, de tus virtudes. Me regalaste una canción cantada al oído. Me diste tu corazón esa noche de invierno, me prestaste tu pulóver, ese rojo que siempre usabas, me susurraste que la luz era ideal y que me veías como a una mujer. Me cocinaste una rica comida, me pasaste tus artistas favoritos, me llevaste a tu familia, me hiciste reír, me sacaste una foto, me mostraste tu luna, tu ascendente y más tu sol. Me buscaste entre la gente, me escuchaste cantar, me abrazaste mientras llorábamos, me robaste risas, me mostraste la música y tus encías cada vez que reías. Me admiraste, me miraste como si fuese alguien único, me buscabas la mirada y te reías. Me heriste, me ignoraste, me perdiste, me volviste a tener y me volviste a perder. Me mostraste realmente lo que eras, me decepcionaste, me dejaste a un lado. Me aturdiste con tus palabras, me levantaste la voz, me lastimaste. Me robaste tiempo, me rompiste, me faltaste el respeto, me atacaste, me ensuciaste, me subestimaste. Me enseñaste, me involucraste en tu caos mental y emocional, me metiste en tu inestabilidad, me olvidaste. Me hiciste tan bien, me hiciste mucho mal.
Me marcaste en tu almanaque, me señalaste con el dedo, me ridiculizaste, me usaste, me buscaste de nuevo. Me ocultaste, me lloraste, me olvidaste y me volviste a recordar. Me encontraste, me miraste. Me perdiste, una vez más.
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