Pompeya
Los papeles se amontonan en el escritorio. La casa está un poco vacía. Los estantes, que estaban llenos de los libros que me regaló , ahora los uso para coleccionar trofeos de atletismo de los cuales no soy ganadora. Afuera el viento tira, anuncia y se arrepiente, quiere llover pero no puede. A veces me siento un poco así. En la mañana me levanto y miro las noticias que me retuercen el estómago, todos los días de la semana. Escucho cómo el dólar sube y baja, a cuántos kilómetros iba el coche que volcó en la ruta 11, cuánto aumentan los pasajes de colectivos que opaca mis ganas de viajar. Paso mis días como si no supiera dónde poner mis pies, ni mis manos. El balcón se ensució y no tengo ganas de barrerlo, porque me recuerda a las tardes que pasábamos tocando la guitarra ahí. No quiero tirar las cartas que me regalaste, todavía no. Cocino, mientras escucho la radio, aunque pasen música repetitiva. Las mismas canciones todos los días. Mi cabeza está en las nubes, voland...