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Mostrando las entradas de septiembre, 2018

Pompeya

Los papeles se amontonan en el escritorio. La casa está un poco vacía. Los estantes, que estaban llenos de los libros que me regaló , ahora los uso para coleccionar  trofeos de atletismo de los cuales no soy ganadora. Afuera el viento tira, anuncia  y se arrepiente, quiere llover pero no puede. A veces me siento un poco así. En la mañana me levanto y miro las noticias que me retuercen el estómago, todos los días de la semana. Escucho cómo el dólar sube y baja, a cuántos kilómetros iba el coche que volcó en la ruta 11,  cuánto aumentan los pasajes de colectivos que opaca mis ganas de viajar. Paso mis días como si no supiera dónde poner mis pies, ni mis manos. El balcón se ensució y no tengo ganas de barrerlo, porque me recuerda a las tardes que pasábamos tocando la guitarra ahí. No quiero tirar las cartas que me regalaste, todavía no. Cocino, mientras escucho la radio, aunque pasen música repetitiva. Las mismas canciones todos los días. Mi cabeza está en las nubes, voland...

Allá en la lejanía

El viento del día me lleva a una sensación de plenitud. La primavera se hace presente. No me arrastra como otras veces, porque estuve preparando el equipaje por un buen tiempo, desde el marzo. Un verano lleno de arenas, movedizas quizá, nos asoleábamos en el río Paraná, hoy sólo sos un ente. Comimos unos días tomados de la mano, lejos de nuestra ciudad. Tus cantos me invadían, te quería muchísimo, pero tus brazos no me abrigaban realmente. Hoy tu recuerdo, o esa proliferación que erróneamente hice de vos, me dice que el paso del tiempo me ayudó a olvidarte. Te esfumaste, como el agua en las orillas de la playa. El sol me beneficia, mis lunares forman por sí solos constelaciones.  El barco que te llevó lejos de mí fue un invento fabuloso, las islas que encontraste seguramente fueron mejores. Veo nuestras fotos viejas, luego de seis meses y algo de separar tus energías de las mías, y no puedo visualizarme realmente a mí, ahí a tu lado, a un costado oscuro. El camino reúne lo que n...

NUOVO

El paso del tiempo se aceleró. Todo ocurrió rápidamente. Un día me vi envuelta de rosas para despertar sintiéndome despojada de todo color rojo, las  pasiones fueron disminuyendo.  Hoy, me vuelvo a ver, a la vuelta de la esquina. Todo el dolor fue desechado. Me miro en el cielo que trae colores de primaveras. Pero esta primavera ya no me ocasionará sufrimientos de corazón, no, ya no. Porque detrás mío las plumas se hacen vida, me llevan, me permiten ser con ellas parte de esta misma naturaleza. Las palabras cubren el techo para no irse más, para estar ahí cada vez que las necesite .  Me siento parte del lago de ojos brillantes. Nada supera este semblante y tranquilidad que se escuchan saliendo de un invierno bastante avasallador. No me incomoda la humedad del río, no, ya no. La libertad está corriendo por los campos, aún tratando de entender la música que suena dentro de tan poco rima. El atardecer llega para inundarme de sensaciones, que para su desaprovecho, no son m...