Modelos teóricos y lingüísticos
Introducción:
Me interesa indagar en la
cuestión del lenguaje como representación y moldeador de la realidad partiendo
desde los campos de poder involucrados. Para eso voy a tomar como material de
análisis la película “Caninos” (Lanthimos, 2009). Pretendo poner en relación
teorías tales como las de Bourdieu acerca de poder simbólico, violencia
simbólica, campo intelectual, capital simbólico. También ampliar el análisis
con los aportes de Cros acerca del sujeto cultural y cómo es construido a
partir del vínculo con los otros. Mi objetivo con el actual trabajo es poder
indagar en cómo el lenguaje está condicionado por la voz portadora de
autoridad, y cómo se configura la realidad a partir de esto, a la vez, poder
dar cuenta de la influencia social-cultural existente en la lengua.
Marco
teórico conceptual:
Bourdieu (2001) en “Qué
significa hablar” menciona las relaciones de poder simbólicas que existen en el
lenguaje. Este poder simbólico se refiere a la capacidad y posibilidad de
instituciones, grupos para imponer significaciones que ante su visión son
válidas. Es la creación de un sistema de significados que determinan la
realidad, construyen el mundo social, los roles, las posiciones de jerarquía, y
todo lo que tenga que ver con las significaciones de la sociedad.
Lo trascendental de este poder está en que
puede clasificar y legitimar un determinado mundo social, eligiendo qué es lo
correcto (legítimo) y qué no. Esto es llevado a cabo por fuerzas en luchas y en
búsqueda de ese poder. Por otro lado, Bourdieu describe a la violencia
simbólica, como la imposición de determinados significados que ejercen sobre
agentes. Las víctimas de esta violencia, reconocen y aceptan como válidas las
categorías que les son presentadas. Es decir, hay una complicidad de quien la
ejerce y quien la recibe, pero no porque esto se haga consiente, justamente
opera desde lo invisible, la víctima se ve imposibilitado de ver otra manera lo
que le están presentando.
Así mismo para indicar de
manera más precisa Bourdieu menciona que el poder puede darse desde el accionar
del Estado, (una de las instituciones dominantes) quien instala la lengua
oficial. Esta lengua estándar funciona como un producto normalizado para los
usos oficiales. Así lo menciona Bourdieu (2008)
Se
supone que nadie ignora la ley lingüística, que tiene su cuerpo de juristas,
los gramáticos, y sus agentes de imposición y de control, los maestros de
enseñanza primaria, investidos de un poder especial: el de someter
universalmente a examen y a la sanción jurídica del título escolar el resultado
lingüístico de los sujetos parlantes (P 20).
La lengua “legítima” es
la que está apoyada por un trabajo permanente de corrección. De eso se encargan
los organismos mencionados en la cita anterior, así como también son necesarios
los locutores singulares para esto.
Continuando con la idea
de los locutores Bourdieu menciona que para que haya una dominación simbólica el
que la sufre, de alguna manera, presenta una actitud desafiante ante el
hábitus, es decir del conjunto de disposiciones interiorizadas que forma las
percepciones, sensaciones de la persona. Entonces, ante esto, hay un
intimidador, que, por medio de gestos, comportamiento, miradas, moldea ese hábitus.
Representa una fuerza exterior encargada de moldear al gusto de lo que se
considera aceptable o no.
Así como existe esta
dominación simbólica, el autor refiere al intercambio lingüístico como
intercambio económico, que se lleva a cabo dentro de una relación simbólica de
fuerzas, entre un productor que cuenta con un cierto capital simbólico y un
consumidor preparado para obtener un beneficio material o simbólico. También entra en juego lo que se denomina lo
“bien dicho”, entre la búsqueda de mantener el hábitus, está la corrección, que
los gramáticos se ocupan de determinar esa lengua legítima. En el intercambio
que se menciona también están implicadas estas cuestiones. La lengua legítima
lo que trata de hacer es permanecer, habitando la economía del esfuerzo, es
decir, manteniendo una única forma de decir a través del tiempo. Ésta lengua es
impuesta por medio de constantes exposiciones, como lo podemos identificar en
el círculo de la familia y el sistema escolar.
Dentro de estas
cuestiones que se imponen y que son a través del lenguaje, Bourdieu menciona
que por medio de la nominalización se estructura el mundo, es decir a través
del nombrar, se constituye una manera autorizada de ver el mundo. A la vez se alude a cómo el poder de la
palabra está enlazado con el portavoz y la autoridad que éste tenga. El
lenguaje es autorizado por diferentes condiciones sociales, que brindan la
eficacia del discurso. Para que la mencionada eficacia sea tal se deben
presentar determinadas condiciones institucionales y ser percibido como algo
legítimo, esto debe pertenecer a una determinada institución y ser recibida
como algo sustancial para que pueda poseer autoridad. Depende también de la
posición social del locutor.
Como bien menciona la
eficacia simbólica de las palabras sólo se ejerce en la medida en que quienes
la experimentan reconocen que quien la ejerce está autorizado para ejercerla.
La imagen del portavoz es la autoridad, y puede determinar algo y dejarlo
establecido a través de la palabra.
A la vez hay condiciones
que tienen que ver con el consenso social respecto del lenguaje, para ser
entendidos, por ejemplo, los significados son representados por determinadas
palabras. Como bien lo menciona en el siguiente párrafo:
“…es
formalmente libre en sus producciones verbales (libre, por ejemplo, para decir
ten en lugar de tren, como dicen los niños), pero sólo puede ser comprendido,
sólo puede intercambiar y comunicar a condición de ajustarse a las reglas del
código común. (Bourdieu. 2001)
Hay otro concepto que
acuña Bourdieu que tiene que ver con lo mencionado acerca del consenso social:
el campo intelectual. Este campo es un espacio de producciones de bienes
simbólicos, que permite la comprensión de un autor o una obra. Es el lugar
mediador entre el autor y la sociedad, el cual no es neutro, sino que está
formado por un sistema de relaciones de competencia y conflicto entre grupos y
situaciones en posiciones diversas. A su vez determina el campo intelectual como aquel compuesto por
productores, distribuidores, consumidores e instancias legitimadores y
distribuidoras del bien. El capital producido en este espacio es el
cultural que pasa a ser un capital simbólico, el cual es el conocimiento y
conjunto de saberes que posee un sujeto.
Por otro lado, Edmond
Cros (1997) caracteriza al sujeto cultural como aquel que está designado en un
discurso del Yo, es la emergencia y funcionamiento de la subjetividad, un
sujeto colectivo, un proceso de sumisión ideológica. En cuanto a la cultura la
considera un bien simbólico colectivo que existe porque es compartido.
…yo
concibo el sujeto cultural como una instancia que integra a todos los
individuos de la misma colectividad: en efecto, su función objetiva es integrar
a todos los individuos en un mismo conjunto al tiempo que los remite a sus
respectivas posiciones de clase, en la medida en que, como ya he dicho, cada
una de esas clases sociales se apropia ese bien colectivo de maneras diversas.
(p.10)
El sujeto cultural es un
sujeto ideológico, cargado de la función que ocupa dentro de la sociedad, de
las significaciones que se le atribuyen y de las que se apropia a su manera. A
su vez Cros menciona que el signo convoca a la realidad, pero ésta es
representada de una forma alejada, diferente a lo que es. Y esta alienación lo
es para el mundo, la realidad exterior, como lo es para el sujeto, éste trata
de nombrarse, en su propio discurso, pero se pierde la “autenticidad de su ser”.
Como se menciona “El sujeto no habla, es hablado en su discurso sin que él lo
sepa; permanece oculto en el decurso del habla del sujeto hablante…”(Cros.
1997. p 13). En el discurso de los niños, según Cros, no se sabe con exactitud
lo que se dice, se habla desde el “no-consiente” A la vez el sujeto cultural se
confunde con los otros. La cultura es la que toma identificación en ese sujeto,
es decir se apropia de él, como bien lo llama el autor el lugar-teniente. Ésta
teoría está en paralelo a lo que Jacques Lacan plantea como Ego. El sujeto cultural
y el ego emergen al mismo tiempo. A su vez, se menciona que la conciencia es a
través de lo social, por esto mismo el sujeto es con un otro, se forma a través
del otro, y de las influencias que éstos impartan.
Este sujeto cultural está
inmerso en una realidad, la cual es descripta por una lengua. Cros postula que
hay un velo entre lo real y lo simbólico, que la lengua moldea la realidad. Más
allá del conocimiento la cosa de por sí existe, está en la realidad, puede o no
ser nombrada y filtrada por la lengua. La lengua es un instrumento de
conocimiento.
Porque la lengua recorta la realidad a su modo: por
ser el producto de un espacio y de un tiempo determinados, la lengua no sabe
nombrar un objeto nuevo que pertenece a otro mundo o a otro tiempo. (Cros.
2019. P 122)[1]
Análisis
de la obra:
En la película “Caninos”
(Lanthimos, 2009) se puede observar la importancia del lenguaje, cómo éste
pretende ser controlado para así delimitar la realidad de los personajes. El
padre de la familia es quien se encarga de censurar las palabras, el material
procedente del exterior (cultura) y mantener un tipo de exilio dentro de la
misma sociedad. Su finalidad es separar a su familia de los peligros e ideas
que la vida normal y en sociedad puede traer a su familia. Para sus tres hijos,
ciertas palabras referidas a la violencia, a la tecnología, cine, sexualidad
femenina, no existen o bien tienen un significado diferente.
Esto hace referencia a lo
que Bourdieu (2008) nombra como poder simbólico. Las palabras no son neutras,
tienen una determinada carga simbólica y son determinadas por la máxima
autoridad de la casa que es el padre. Él es la figura mayor, junto con la
madre, a la hora de asignar significados a su realidad circundante.
En la película autopista
significa viento fuerte, zombi es una flor amarilla, gato es un animal
terrible, vagina es una lámpara grande, al salero se le dice teléfono. Al igual
que en el cuento “Una
mesa es una mesa”[2]
de Peter Bichsel, las palabras refieren a otros significados, reemplazándose,
aunque en este caso los significados no son cambiados aleatoriamente, sino que
se pretende ocultar o evitar ciertas significaciones.
Continuando con la idea
de poder y violencia simbólica que establece Bourdieu, destaco que ésta es
efectuada a través de esa imposición sobre los chicos. Ellos no se dan cuenta
de que están completamente aislados del mundo, que afuera hay otra realidad,
diferente a la que los padres pretenden describirle, no saben los significados
que son consensuados socialmente y que los padres cambian en su cotidianeidad.
Además, entendiendo cómo se ejerce la violencia simbólica, puedo destacar a los
hijos, como agentes que desafían el hábitus, y son dominados, manipulados, por
los accionares violentos de sus padres (los menciono a los dos, ya que por más
que la madre no efectúe de manera directa la violencia, es cómplice de ella). En
la violencia simbólica hay desigualdad de jerarquías, primero están los padres
y por debajo los hijos, con una mirada ignota del mundo.
Aparte de ello puedo notar que otra de las
lógicas de esa familia, es la no existencia de la ficción, todo parece ser
documentado, no hay una invención artística, cineasta, pertenece solo y
exclusivamente a su realidad cercana. Los videos que suelen ver son caseros, es
decir de su propia familia, la música que escuchan la refieren como parte
también de ellos, por ejemplo, la canción que fue hecha por su “abuelo”. La
película como ya mencioné, de Rocky Balboa, es vista como un objeto indeseable,
como lo corruptor de la paz aislada. Y es en ese momento cuando una de las
hijas también desafía el hábitus, porque incluye en su vocabulario y
comportamiento cuestiones de la no realidad, como un nombre de ficción, y los
golpes imitando al boxeo.
Asimismo, Bourdieu en
“Campo poder. Campo intelectual” destaca que las obras de arte pueden ser
entendidas por aquellos que tienen los medios para apropiárselas, es decir por
aquellos que tienen acceso a un determinado campo intelectual. En el caso de
los tres adolescentes-adultos, no cuentan con los medios, porque no saben ni
conocen lo que es la ficción. Esto hace relación al capital simbólico, con el
que no cuentan. De alguna manera quieren
mantener cierto status quo de su conocimiento, limitarlos a lo que está asignado
para su sobrevivencia en esa casa.
Por otro lado, al padre
no le interesa normalizar la lengua estándar, entendiendo por esta la lengua
oficial, la que el Estado autoriza y reconoce y la que circula en su sociedad.
En este caso el patriarca pretende crear una nueva lengua estándar, para
mantener aislada a su familia, sin realizar intercambios con la sociedad. Aquí
también se da la dominación simbólica por medio de la coerción-
lingüística.
Lo que se pretende hacer es establecer una lengua legítima, para que los
conceptos no cambien, y los chicos sigan estando siempre bajo su control.
Este
control está bajo la autoridad, el portavoz autorizado. ¿A qué estaban autoriza[3] dos?,
¿cuál era el mundo que le presentaban a través de un léxico limitado y distinto
al de su propia sociedad?, ¿quién se encargaba de configurarlo?
En este caso no hay
maestros o maestras, no hay manuales o diccionarios, hay un padre y una madre
siendo de portavoces, determinando lo que sus hijos piensan, manipulando los
significados y el material simbólico. Cambian el significado de las palabras de
su propia lengua (griego) y los discursos que se encuentran en otras lenguas;
en una escena se muestra un vídeo de una canción en inglés, el padre la “traduce”
con palabras referidas a la importancia de la familia. En todas estas
cuestiones podemos ver cómo el lenguaje que él intenta imponer, trata de
moldear la realidad, de encapsularla, de mantenerla bajo su control y bajo
determinados valores éticos.
El conocimiento del mundo
lo tiene el padre, ya que es él quien trabaja en el “afuera”, en una fábrica, y
se relaciona con personas. El papá actúa sobre el mundo que es percibido por
sus hijos mediante el conocimiento que les imparte, haciéndoles creer, por
ejemplo, que los aviones son de juguete, que no se puede salir de su hogar
hasta que hayan desarrollado los colmillos nuevamente, y que el auto es lo
único que le permite a él, sobrevivir en el exterior. Se brinda el conocimiento por
medio de una cinta explicativa de significados diferentes a lo socialmente
consensuado. Puedo establecer así mismo una comparación con el “neolenguaje”
que se dictamina en la novela y película “1984”( Radford. 1984) . En medio de
una sociedad totalitaria, en este último caso el Estado, no la familia, es el
encargado de instaurar un nuevo lenguaje, que le sirva al régimen.
Todos estos medios (familia, cinta con
significados, Estado) son parte de las condiciones institucionales de las que
habla Bourdieu, solo ellos estaban autorizados a nombrar las palabras
correctas. Se busca continuamente una permanencia al círculo social-familiar-aceptado
y a la construcción de una determinada realidad a través del significante y
significado.
Profundizando en este
aspecto que plantea Bourdieu, Edmond Cros (1997) menciona que el signo
contribuye más bien a la representación que se quiere efectuar del mundo. De
esta manera se acortan los significados y el mundo para los tres hijos. El
sujeto cultural que nos plantea Edmond Cros se trata de evitar. Para que la
subjetividad emerja, se requiere de un proceso de identificación en el que es
preciso la relación del sujeto y los otros. No hay lugar para esto, ya que se
planea de manera perversa, la no identificación con lo colectivo, desaparecer
el modelo cultural y establecer otro. El sujeto cultural que se intenta recrear
en los chicos, como tal está en constante sumisión ideológica, se anula el
deseo individual y los compenetran en las ideas, conceptos que la familia les
implanta. Este sujeto cultural no es colectivo, es decir no se relaciona la
subjetividad con los otros pertenecientes a una sociedad, pero sí a una
comunidad, a la familia. No es igual al concepto del autor, pero sí hay un dejo
de pertenencia y formación de ese sujeto cultural a través de los demás. Ellos
se forman a través de las palabras y conceptos que la familia decide
enseñarles. Son un otro con sus mismos “otros”. No hay mayor apertura que eso.
El mismo autor menciona que no hay conocimiento sin lenguaje, ya que el lenguaje
organiza y moldea la representación de la realidad. El lenguaje que se les
ofrece a modo repetitivo y robótico, es limitado y modificado. El lenguaje va
armando la realidad, pensamientos y manipulando a los chicos, quienes se
muestran como niños, pero son adultos. Esa infantilización también hace
referencia a la etapa de adquisición del lenguaje, en la que niños
desconocedores del mundo se acercan a él mediante las palabras, las
definiciones, asociaciones. No saben lo que dicen, pero lo dicen, como el autor
menciona acerca de la no-conciencia que está en el hecho de nombrar y adquirir
una lengua cuando se es niño. Se entiende que los significantes son
arbitrarios.
Por último, es
interesante revisar que el lenguaje no sale de las delimitaciones de la casa,
al igual que sus relaciones. Todo se vuelve endogámico. Exceptuando al
personaje de Christine, que es la única persona del exterior que entra en el
hogar, aunque luego es acusada de ser mala influencia y traer a la casa objetos
culturales, como las películas Rocky Balboa y Jaws.
Conclusión:
En consideración de lo
analizado hasta aquí, puedo concluir comentando que el lenguaje impera como una
fuerza de influencia, de diferentes maneras. En él podemos encontrar cómo el
poder trata de conseguir su lugar privilegiado y a la vez imponer su visión del
mundo, la autoridad es brindada por quién nombra la palabra, y a su vez, la
palabra es autorizada por esta autoridad. Más allá de lo surrealista de la
película y de la crudeza de sus imágenes, me permitió pensar en todos estos
términos y teorías de manera amplia y detenida. Es interesante pensar cómo el
lenguaje puede construir un sujeto cultural determinado, construyendo el
hábitus, y el campo intelectual correspondiente.
A su vez es importante
entender cómo efectúa la violencia simbólica, que siempre está más próxima de
lo que creemos, cuando se descalifica a alguien, cuando se lo excluye o incluye
en un estereotipo, cuando no se le da la oportunidad al otro de ser y de
considerar nuevos significados. Las imposiciones simbólicas están vigentes en
nuestra sociedad de manera vasta. Desde los círculos pequeños como podemos
observar: la familia, como en nuestra comunidad, barrio, universidad, escuelas.
Siempre se busca la permanencia de un poder, de dominación de unos sobre otros,
como pude analizar en la película, la figura paterna ante la figura de los
hijos. Cuando esto sucede es claro que hay una desigualdad de condiciones y lo
que se busca es mantener el hábitus. Así como la idea de los colmillos emancipadores,
se buscaba domesticar a los chicos como las personas hacen con sus perros.
Domesticarlos, encerrarlos, limitarlos y sacarles su libertad.
Otra cuestión importante
acerca de la palabra y las estructuras de la lengua es que importan en nuestra
cotidianeidad, en nuestros pensamientos, y comportamientos. Entender e
identificar que nuestra visión del mundo puede determinarse y a su vez
cambiarse por medio del lenguaje y de la lengua, nos habilita a cuestionar
conceptos y amplificar lo que creemos como realidad pura y finita. Así mismo
poder observar que desde el lenguaje se somete el control es una buena manera
para identificar la pretendida dominación, y preguntarnos, ¿qué palabras nos
son negadas en nuestros círculos?, ¿qué conceptos aún no son puestos en
palabras por nuestra lengua y sí por otras? Tener en cuenta que quienes
imparten el conocimiento están en una posición de superioridad a través de la
palabra y que detrás de esta dominación hay un sistema que lo sostiene (campo,
campo intelectual, hábitus, sujeto cultural).
A su vez es importante
poder cuestionar cuáles son esos conceptos que se invisibilizan, como podríamos
decir, conceptos acerca de la sexualidad femenina, sobre la sexualidad en sí,
sobre todo aquello que pretende quedar oculto cual tabú, sin darle un nombre,
sin darle un lugar como bien simbólico, es interesante prestar atención a esto.
Entiendo que conocer estas teorías es reconocer que desde el lenguaje podemos
optar cuál realidad crear, elegir y de ser necesario cambiar.
BIBLIOGRAFÍA
BOURDIEU,
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Respuestas: por una antropología reflexiva, México: Grijalbo.
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